viernes, 18 de julio de 2014

Ensalada de vainas


Se quedó soltera y esa condición la llevó a la amargura, era de esa época en la que una mujer sin marido valía la mitad y empezó a enrarecerse. Con el paso del tiempo su rostro surcado de arrugas, acompañaba a su mal humor, parecía fundirse el genio en la piel correosa y ajada. Un gran carácter la calificó toda su vida y su tranquilidad se veía rota cada vez que mis hermanos y yo hacíamos acto de presencia; Madrina era sencillamente inaguantable, incapaz de comprender que esa chiquillada que venía en tropel al pueblo, llegaban con ansias de libertad, de romper las ataduras de la vida diaria y que la ropa y la higiene eran lo de menos para nosotros, pero ella no se cansaba de amargarnos el verano haciendo comparaciones odiosas, que en el mejor de los casos dejábamos a un lado en el momento de salir por la puerta en busca de la siguiente aventura... en mi caso la aventura fue destrozarle más de la mitad de la cosecha de patatas con hacha, o entrar al gallinero a coger los huevos para darle de comer al perro, o... o tantas chiquilladas como se me pudieron ocurrir en esos momentos. Ella significaba las ataduras, las regañinas, los reproches y los malos gestos; la incomprensión.

Ha pasado el tiempo y aquella inquina infantil ha dado paso a una la comprensión,  comprensión por vida en soledad, con su tranquilidad y la rutina a sus medida. Sin muchos reparos dejaba que llegase el ejército de niños escandalosos, traviesos, díscolos y asilvestrados, cuando ella lo que deseaba era presumir de niños impolutos, bien educados y tranquilos, de esos que se están quietos durante horas; de esos de los que dice la gente "parece que no hay niño"

Al ser una mujer de campo, su dieta consistía en todo lo que la tierra le daba, y las vainas las bordaba.

INGREDIENTES
1/2 Kg de vainas (judías verdes)
2 Patatas

1 Lata de maíz
Una pechuga de pollo
Una chistorra
1 Zanahoria

Aceite de oliva virgen extra
Vinagre de manzana

PREPARACIÓN
Cocemos las vainas cortadas y limpias de cuerdas, junto a las patatas y zanahoria. Cuando estén cocidas, cortamos las patatas en dados y la zanahoria en brunoise.

Cortamos la chistorra en rodajas y la pechuga en daditos. En una sartén antiadherente echamos primero la chistorra para que vaya soltando grasita y a continuación la pechuga de pollo hasta que quede dorada.

Mezclamos todo junto y hacemos una vinagreta con dos partes de aceite por una de vinagre, emulsionamos bien hasta formar una cremita y lo añadimos a las vainas.


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